El pueblo de Valdelarco se encuentra, a una altitud aproximada de 650 metros sobre el nivel del mar. El Pueblo descansa a la entrada de un hermoso valle que tiene forma de arco, siendo el origen del toponímico.
Las casas en Valdelarco se desparraman por la ladera del monte, con calles empinadas e irregulares, ofreciendo al visitante una estampa realmente singular.
Destaca el blanco, antaño marrón rojizo por los muros tapiales (de tierra) de sus fachadas, en contraste con el verde intenso de la sierra.
En Valdelarco destacan entre los elementos de la arquitectura civil del municipio, así como los corredores, un tipo de terraza cubierta, también llamado solana, que es el alma de un paisaje urbano y la imagen que perdura en el recuerdo de cuantos lo visitan.
En cuanto a la arquitectura religiosa, merece señalar la iglesia parroquial, de estilo neoclásico, que data de 1768. Pedro de Silva, maestro de obras del Arzobispado de Sevilla, mandó levantar sobre el templo arruinado a causa de un terremoto. Destaca de la construcción el equilibrio de sus proporciones, hoy excesivamente iluminada, la sencillez de su interior y la majestuosidad del emplazamiento sobre el que se alza, simbolizando el imperio de lo divino sobre lo terrenal.
Además de las casas rurales en Valdelarco, pocas edificaciones resultan por sí mismas importantes, desde un punto de vista arquitectónico, sino que es el conjunto homogéneo del caserío y su integración con su entorno natural lo que adquiere valor. El casco antiguo de Valdelarco está declarado por la Junta de Andalucía Conjunto Histórico – Artístico desde el 9 de Mayo de 1.983, ya que se ha conservado bien hasta nuestros días. A pesar de ello el Casco antiguo de Valdelarco no ha dejado de sufrir desafortunadas intervenciones.
En Valdelarco, sin embargo, destacan entre las diferentes edificaciones de interés:
El pequeño cementerio, situado en la prolongación de la calle Júpiter, aislado y bien integrado en su entorno; actuamente los antiguos nichos encalados están dejando paso a otros de mármol negro brillante.
Antiguo molino de agua en calle Estrados, y Espejo por donde transcurría el cauce del arroyo de Valdelarco hoy entubado.
Edificación rústica exenta en calle Escoba esquina con calle Espejo.
Casa corredor haciendo esquina en calle Atocha junto a la Iglesia.
En la montaña conocida como el Lomero, frente al pueblo, se encuentran las casas rurales «El Zarzo de Nemesio» y ‘El Risco del Lomero».
Al pie de la torre de la iglesia las casas de «Doña María» y la «Antigua Panadería de Valdelarco «, conforman la manzana haciendo esquina, esta última hoy convertida en museo del pan.
La población cuenta con dos bares:
Uno es el de Emiliano, de nombre «Bar Arroyo», en la plaza de abajo que hace las veces de casinillo del pueblo, del cual se recomiendan los platos de carne de cerdo ibérico acompañados de pimientos rojos a la plancha con un sabor dulce exquisito y el bacalao frito.
El otro bar es el de Francisco Manuel, que estuvo establecido en una antigua casa valdelarquina en la que una secuencia de estancias era utilizada sin apenas cambios para el nuevo uso. Desde Abril de 2001 los inquilinos de dicho inmueble se han trasladado al nuevo mesón serrano, en la calle Batuerto, inaugurado con el nombre de “Bar Victoria”. En este último se pueden degustar platos de setas guisadas, así como un sabroso solomillo ibérico relleno.
Existen otros establecimientos, entre los que cabe destacar un matadero familiar de cerdos ibéricos, llamado “Manarro”, en el que de forma artesanal se elaboran chacinas y jamones. Estos últimos se curan en el antiquo secadero de jamones con que cuenta la citada empresa. Cuenta con un despacho abierto al público en la calle Doctor Domínguez Adame.